Recuerda el autor con nostalgia los primeros intentos de fabricantes y organismos por introducir la web en los teléfonos móviles.
Corría el año 1998, el fenómeno conocido como “El niño” hacía estragos en el clima global, Microsoft lanzaba su revolucionario Windows 98 y fallecía el gran Sinatra. Ese año también aparecía uno de los protocolos más extendidos, el protocolo WAP, primer intento a escala global de llevar Internet a los teléfonos móviles. Pero nació bajo grandes dificultades, barreras que a la postre lo harían desaparecer. La velocidad de las conexiones era patética, como la potencia y prestaciones de los móviles. Encima el precio de las transmisiones de datos por aquél entonces aún era prohibitivo. Al final no había mucha gente con el dinero suficiente o con la paciencia necesaria para esperar mientras se cargaban penosamente los contenidos.
Desde entonces hasta hoy la situación ha mejorado bastante. Casi todos llevamos en el bolsillo un terminal que es en realidad un miniordenador, más potente que algunos equipos de sobremesa de hace pocos años. Las conexiones de datos de banda ancha (GPRS, 3G, 4G, etc) se han generalizado, su cobertura es muy extensa y los precios han bajado. La enorme competencia entre operadoras permite que ya existan tarifas planas de datos a precios muy asequibles.
La consecuencia directa de todo esto es un crecimiento exponencial del número de usuarios provistos de teléfonos inteligentes, a los que llamaremos mejor smartphones, que es más cool y también más corto. Ya no hace falta ser un ejecutivo, político o empresario de éxito para permitirse tener Internet 24 horas al día en el bolsillo y además hacer un uso productivo de ello.
En este escenario los sitios web ya reciben un tráfico similar desde dispositivos móviles (tablets o smartphones) que desde ordenadores de sobremesa o portátiles. Incluso hay páginas en las que el tráfico móvil supera al de equipos fijos.
La conclusión es obvia, las empresas tenemos que estar preparadas para captar la mayor cantidad posible de ese tráfico. Para proporcionar la mejor experiencia de usuario a los que acceden desde esos dispositivos y sobre todo, para aprovechar al máximo las oportunidades que implica que los usuarios puedan buscar, navegar y comprar en cualquier momento y desde cualquier lugar.
En próximos artículos hablaremos de como debería ser la web ideal para dispositivos móviles y de su puesta en valor.